La explosión demográfica hizo que el ambulantaje creciera de manera exponencial en la ciudad
El comercio informal ha existido en todos los tiempos, pero fue durante la segunda mitad del siglo XX que la explosión demográfica hizo que el ambulantaje creciera de manera exponencial en la ciudad de Puebla. Los habitantes tenían la costumbre de abastecerse de forma cotidiana en el centro histórico, de esta forma se convirtió en un gran mercado de abasto para el consumidor.
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El desempleo y la pobreza fueron una de las principales causas por las que el comercio formal o ambulante se acrecentó y se apoderó de numerosas calles del primer cuadro de la ciudad, ocasionando la invasión de espacios públicos, el deterioro de la imagen urbana, competencia al comercio formal, caos vial, riesgos de seguridad, entre otros.
Para descentralizar el ambulantaje y embellecer la ciudad el Ayuntamiento pensó en construir “mercados de apoyo”. Hacia marzo de 1968, la central de abasto que se había establecido sobre la 3 Oriente y ocupaba todo el camellón desde el Puente de Ovando hasta la 16 Sur, se retiró como parte de dignificación del barrio de Analco.
De esta forma, el comercio informal se comenzó a distribuir en diferentes mercados como La Acocota, el Hidalgo, el Zaragoza y el Independencia, e incluso en la Central de Abasto con sus primeras cinco naves que se inauguró en noviembre de 1982.
Pero esto no fue suficiente para acabar con el comercio informal, porque el ambulante vive de lo que vende diario y la gente no llegaba a esos mercados para abastecerse y dejar una derrama económica importante para el vendedor. Aunque algunos se quedaron como locatarios, la mayoría decidió volver a las calles, para comercializar sus productos.
Por otra parte, el ambulantaje no solamente ofrece perecederos, también vende productos para el hogar, juguetes, electrónicos, golosinas, productos de importación, etcétera. El proceso de descentralización de estos comerciantes se dio en 1986, mediante un convenio con el presidente municipal Jorge Murad Macluf.
Desde entonces a la fecha, los operativos de reordenamiento del comercio informal han sido fallidos por parte de todas las administraciones, principalmente por sus fuertes raíces económicas.
El problema sigue sin resolverse, también porque en torno a él se han formado grupos para defenderse de la acción violenta lo que los ha fortalecido, como es el caso de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre.