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    Comerciantes deben ayudar a crear un centro histórico seguro para mujeres y niñas

    Plantean que ofrezcan apoyo a las mujeres en situaciones de riesgo, colocar luminarias en zonas oscuras y crear lugares seguros donde puedan refugiarse

    Sensibilizar a los comerciantes del Centro Histórico para que ofrezcan apoyo a las mujeres en situaciones de riesgo, colocar luminarias en calles y parques oscuros, instalar cámaras de seguridad en puntos estratégicos, crear lugares seguros donde las mujeres puedan refugiarse y hasta implementar zonas exclusivas en el transporte público, fueron algunas de las medidas que activistas en derechos de las mujeres sugirieron para mejorar la seguridad y movilidad en el área.

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    La Secretaría de Igualdad Sustantiva (SIS) presentó un diagnóstico que reveló que el Centro Histórico es la zona más riesgosa para la movilidad de las mujeres y niñas (2023). La mayoría de los ataques, el 57.8 por ciento, ocurrieron cuando sólo estaban caminando y el 38.1 por ciento de los incidentes sucedieron en unidades del transporte público.

    Ante este contexto, Natalí Arias, directora del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social A.C. (CAFIS), celebró el diagnóstico realizado por la SIS para identificar las zonas de mayor riesgo, pero señaló que para reducir la problemática es necesario involucrar a los comerciantes del Centro Histórico. Los negocios pueden convertirse en aliados fundamentales en situaciones de violencia, proporcionando apoyo inmediato a las mujeres en riesgo.

    “Los comerciantes pueden actuar como una red de apoyo, ofreciendo un refugio temporal mientras se resuelve la situación”, explicó Arias. También destacó la importancia de mejorar la infraestructura urbana, como la instalación de luminarias en calles oscuras y la creación de lugares seguros para las mujeres. “Las agresiones son más frecuentes en zonas oscuras. Instalar luminarias en lugares clave podría disuadir a los agresores”, añadió.

    También sugirió la creación de refugios temporales en zonas estratégicas, para que las mujeres se sientan más seguras mientras buscan ayuda o esperan a la policía. En cuanto al transporte público, hizo hincapié en la necesidad de sensibilizar a los conductores sobre el acoso.

    El transporte público es uno de los lugares más peligrosos para las mujeres, especialmente en horas pico. Es fundamental que los conductores puedan identificar situaciones de acoso y actuar rápidamente. Las unidades deberían contar con números de auxilio a los que las mujeres puedan llamar en caso de emergencia”, propuso.

    A Vianeth Rojas Arenas, activista y defensora de los derechos de las mujeres, no le sorprendió que el Centro Histórico fuera identificado como una zona peligrosa para las mujeres. “Las calles son violentas y las mujeres vivimos con miedo todos los días. Lo que vemos en las estadísticas es solo la punta del iceberg”, señaló.

    Rojas coincidió en la necesidad de mejorar la infraestructura pública, como las luminarias y cámaras de seguridad, pero advirtió que estas medidas no resuelven el problema de fondo. “Las luminarias y las cámaras son necesarias, pero no abordan la raíz del problema, que es la violencia estructural hacia las mujeres. No hay políticas públicas integrales para prevenir la violencia”, lamentó.

    La activista también criticó la falta de capacitación continua para los cuerpos policiales y funcionarios que son los primeros en responder ante estos casos. Aunque se implementan cursos y actividades, no se les da seguimiento, y cada administración cambia las estrategias.

    “No hay una capacitación real y sostenida para los policías en temas de violencia de género. Las estrategias cambian con cada administración, pero no se evalúan los resultados ni se da continuidad a los proyectos. Las políticas públicas son fragmentadas, lo que afecta la seguridad de las mujeres en la ciudad”, expuso.

    Finalmente, hizo un llamado a sensibilizar a los hombres en lugar de centrarse solo en cursos de prevención para las mujeres. “Se siguen enfocando en dar cursos de prevención a las mujeres, pero los hombres son los agresores. Deberíamos tener programas de sensibilización dirigidos a los hombres para que entiendan que la violencia de género no es aceptable. Ellos son los que deben cambiar su comportamiento”, destacó.

    En cuanto al acoso en el transporte público, reconoció que en la Ciudad de México ha dado buenos resultados tener zonas exclusivas para las mujeres. No obstante, considera que estas medidas son solo un paliativo y no resuelven el problema estructural de la violencia hacia las mujeres. “Es una buena propuesta, pero no solucionará el problema de fondo. Necesitamos una transformación cultural que involucre a toda la sociedad”, concluyó.

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