Hace ocho años sufrió un accidente laboral, y una caída de más de cuatro metros le arrebató la posibilidad de volver a caminar
Antonio Flores Flores, es un hombre de 42 años a quien hace ocho años la vida le cambió completamente y de una forma que no esperaba.
Un ocho de octubre del 2016, mientras laboraba, sufrió una caída de aproximadamente cuatro metros y medio que le ocasionó una lesión medular y, por lo tanto, lo dejó con una discapacidad para caminar.
En entrevista con Merolico Informativo 🧿, Toño, como es conocido, contó que jamás pasó por su cabeza que quedaría sin la posibilidad de volver a caminar, pues «yo no sabía lo que era, hasta después de que me operaron la columna, me la estabilizan con algunos aparatos, y aun así yo no sabía qué era hasta que el doctor me lo dijo«, expresó.
Añadió que, inocentemente, cuestionó al médico que cuándo se recuperaría de la cirugía y podría caminar, y fue en ese momento en que le explicaron que la operación fue para estabilizar su columna y pudiera sentarse, pero que la posibilidad de caminar ya no existía.
«Y entonces así fue, como una noticia repentina, fuerte y dura, pero pues poco a poco vamos asimilándola, lo fuimos asimilando«, compartió.
Al mencionar que le resultó complicado entender lo que significaba que no podría caminar nunca más, comentó que vivió “choques emocionales” para darse cuenta de que él era una persona normal, pero indicó que fue difícil incorporarse a la sociedad con una discapacidad.
«Quería reincorporarme, pero fue un poco difícil porque ya no es lo mismo; la misma exclusión de la gente con la mirada, con los dimes y diretes de ‘ahí va el muchacho con la silla’, o de ‘pobrecito’ es un poco difícil, pero a partir de eso veo la necesidad de seguir ayudando a mis hijos y a mi esposa, y es cuando me doy cuenta que yo debo incorporarme a la sociedad y que la sociedad no se tiene que incorporar a mí«, dijo.
BUSCÓ SIEMPRE SER AUTOSUFICIENTE
Toño mencionó que una vez que asimiló su situación comenzó a planear de qué forma sacaría adelante a sus dos hijos, Francisco Antonio, de 23 años, y Yair de 20, quienes en ese momento estaban en la preparatoria y secundaria, respectivamente.
«Además, en ese momento los dos se me perdieron. A mi hijo el más chico lo expulsaron dos veces de una escuela y mi hijo el mayor no podía por lo psicológico que estaban pasando, pero también por lo económico«, opinó.
Fue así que su primer trabajo siendo una persona con discapacidad fue al frente de una tienda de abarrotes que emprendió de la mano de su esposa, y aunque en un inicio pensó que sería complicado, dijo que logró adecuarse y, con el apoyo de su familia, no sólo consiguió la confianza y seguridad para atender el negocio sino también para apoyar en actividades del hogar.
Poco tiempo después traspasó la tienda por temas personales, pues se adentró en el deporte y para asistir a ese tipo de eventos y algunos otros, como pláticas, requería de tiempo, por lo que decidió emprender de otra manera.
Entonces, contó que decidió registrarse para brindar servicio de taxi privado a través de una plataforma digital, pero al poco tiempo desistió debido a los recurrentes asaltos y hechos delictivos de los que los choferes de ese tipo de transporte eran víctimas.
«Pero la gente a la que les hice viajes se quedó con la satisfacción de un buen servicio en la plataforma al ser yo su conductor; me siguieron buscando y hasta el día de hoy sigo trabajando para amigos, familiares y muchas personas que me buscan para poder llevarlos y traerlos hacia algún destino«, añadió.
Y aunque considera que es difícil, sabe que no es imposible, y es consciente de que ese empleo le permite ser el sostén de su familia, sin importar que a veces tenga que hacer viajes de hasta 10 horas, o incluso de madrugada.
RECRIMINA FALTA DE ESPACIOS ADAPTADOS
Aunque diariamente las personas con discapacidad enfrentan desafíos de distintos tipos, Toño destacó que hay algunos que pudieran parecer innecesarios, pero que a ellos les causan complicaciones o que incluso, debido a la falta de espacios adecuados y adaptados para personas con discapacidad, les impide no salir de sus hogares.
«La poca información que hay de cómo manejar la relación de una persona con discapacidad y una persona normal, digámoslo así, es el principal desafío, pues cada vez que la gente ve a alguien con alguna discapacidad en primera se asustan, parece que piensan que es contagioso y esa es la principal barrera que la sociedad impone”, expresó.
Por otro lado, al hablar de las barreras arquitectónicas, mencionó que el mobiliario urbano y las calles y avenidas no están adaptados para ellos, pero destacó que hasta el momento nadie se ha interesado ni ocupado en hacer más grandes las puertas de los baños, pues si bien han sido adaptados con barandales o rampas, en todos los existentes prácticamente es imposible entrar.
«Es bien curiosa, pero es la más real de todas y la verdad yo creo que no solo a mí me pasa, yo creo que es para todas las personas con discapacidad o nuestro caso a usuarios de silla de ruedas», detalló.
Comentó que el hecho de que prácticamente en todos los inmuebles las puertas de los baños son más estrechas, incluso en los hogares, es lo que se ha convertido, a su decir, en una de las principales causas por la cual quienes tienen algún tipo de discapacidad no salen de sus casas.
La discapacidad no impidió a Toño conducir un auto y ahora ofrece viajes
En Tlaxcala, las personas con alguna discapacidad (por edad avanzada, de nacimiento o provocada), con limitación, equivale al 15.2 % de la población, es decir, se calculan unas 203 mil 625 personas. Según datos oficiales, de ese total 54 mil 323 personas presentan discapacidad, 13 mil 90 tienen algún problema o condición mental y 143 mil 111 personas tienen algún tipo de limitación.
Antonio Flores, o Toño como es conocido entre sus amigos y familiares, es parte de esos números; de hecho, es una de las 24 mil 10 personas que presentan discapacidad, básicamente problemas para subir, bajar o caminar.
Para Toño perder la movilidad de las piernas más que una tragedia que lo orillaba a ingeniárselas y poner un doble esfuerzo para integrarse a la sociedad, fue una oportunidad para darse cuenta de capacidades que no conocía.
Antonio Flores Flores, quien es originario de Ixcotla, municipio de Chiautempan, compartió con Merolico Informativo 🧿 que las ganas para “sacar a su familia adelante” lo obligaron a aprender a conducir un automóvil, pues la intención era laborar como conductor de servicio de taxi a través de plataforma digital, y lo logró sólo con observar cómo lo hacía uno de sus primos.
Un segundo reto fue el mismo automóvil, pues aquellos que desde fábrica están diseñados para personas con discapacidad elevan su costo en más de 50 mil pesos, mientras que la adaptación le costaría cerca de cinco mil pesos.
Sin embargo, el altruismo y el talento tlaxcalteca destacó en ese momento le permitieron adecuar el auto, y la colocación de dos palancas de metal sobre los pedales (freno y acelerador) se convirtieron en sus piernas al momento de manejar.
Desde entonces, todos los días se dedica a llevar y traer personas en su automóvil, y su día inicia alrededor de las 06:00 horas, pues actualmente es también parte del comité de agua potable de su comunidad y tiene bajo su responsabilidad prender la bomba para la distribución del vital líquido.
Después, en caso de no tener viaje, apoya en las actividades de la labores del hogar, como llevar y recoger a su nieto de la escuela o cocinar, que además le gusta hacerlo y «le sale bien» y, tras hacerse cargo de todas sus actividades, su rutina culmina cerca de las 21:00 horas.
ABORDAR EL AUTO ES TODO UN RETO
Cuando Toño tiene solicitud de viaje es entonces que se prepara para hacerlo. Si no hay necesidad de que deba bajarse del automóvil deja su silla de ruedas en casa y eso también le permite tener más espacio para trasladar a sus pasajeros.
En el caso de que deba llevar la silla de ruedas, hace todo un proceso. Primero se sube al asiento del automóvil y deja de lado la silla de ruedas que desarma y luego la sube por partes: las dos ruedas y el asiento.
El trayecto es de esa forma y una vez estacionado, cuando debe descender, el proceso es al contrario, baja las llantas y las deja recargadas sobre el auto, después baja el cuerpo principal y la vuelve a armar, para después subirse a ella
EL MENSAJE
“Que se atrevan, que se quiten ese miedo porque al final de cuentas la vida nos deparó un destino, pero no nos deparó un final, entonces nosotros tenemos que seguir escribiendo una historia con el final que nosotros queramos”.
Antonio Flores Flores