La participación de los padrinos de la ofrenda es vital, pues ellos deben acompañar a la familia en esta conmemoración durante tres años consecutivos
Los pobladores de Tetlanohcan mantienen viva la costumbre de entregar la “Primera Ofrenda” al tratarse de una práctica ancestral que representa un tributo profundo y emotivo para honrar a los difuntos que por vez primera acuden a recibir esta muestra de gratitud y amor.
La costumbre ha sido transmitida de generación en generación para honrar a los fallecidos, aunque también sirve para unir a los habitantes del municipio, que orgullosos de sus raíces han perpetuado el ritual con solemnidad y devoción.
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Merolico Informativo 🧿, acompañado por la alcaldesa Kritsbey Pérez Flores y la regidora de Turismo, Cristal Rodríguez Muñoz, entre otros integrantes del Cabildo, visitó a dos familias de la comunidad, quienes compartieron sus experiencias y el significado de esa importante celebración.
La primera visita fue a la familia Sánchez Cuapio, en el barrio de Jesús Xolalpan, donde la ceremonia de la Primera Ofrenda fue dedicada a José Refugio Carmen Sánchez Pérez, quien falleció el pasado 27 de mayo debido a una enfermedad.
Esa ofrenda marca el primer Día de Muertos del familiar en su ausencia física, un momento simbólicamente especial, en el que se cree que las ánimas regresan a visitar a sus seres queridos.
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Los padrinos de esta ofrenda fueron René Cuapio y Brenda Mendieta, quienes tuvieron un rol fundamental en la ceremonia pues se encargaron de la entrega de la cruz adornada con flores de cempasúchil, un símbolo de respeto y amor hacia el difunto.
Ese elemento de sincretismo estuvo acompañado de un candelabro, incienso y un “chiquihuite” (un cesto tradicional) lleno de frutas, pan, flores y una vela, que en conjunto formaron el núcleo de la ofrenda.
Después de la entrega de esos elementos sagrados, la familia invitó a los presentes a compartir el ágape, un gesto que fomenta la convivencia y simboliza el apoyo y la unión de la comunidad en momentos de duelo.
En este sentido, la participación de los padrinos es vital, pues ellos deben acompañar a la familia en esta conmemoración durante tres años consecutivos, lo que refuerza los lazos de solidaridad y amistad entre los compadrazgos.
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EL RITUAL DE LA “PRIMERA OFRENDA”
El ritual comienza puntualmente a las 12:00 del día, cuando los miembros de la familia y los padrinos salen a la calle acompañados de un sahumerio encendido y después de dar la bienvenida al alma del muerto la guían con pétalos de flor de cempasúchil, mismos que marcan su sendero.
Este camino de flores aromatizada de incienso tiene un simbolismo profundo, pues creen que los aromas y los colores vivos facilitan la llegada del espíritu y lo conducen hasta la puerta de su antiguo hogar.
Ya en el interior de la vivienda, el padrino ofrece una vela en señal de luz divina, acto que representa el deseo de que el alma del extinto encuentre la paz y la guía necesarias para su trayecto hacia la gloria de Dios.
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Ambos lados de la familia intercambian palabras de recibimiento y agradecimiento, un momento emotivo que marca el inicio de la visita de familiares y amigos, quienes llegan a la casa a ofrecer la “Primera Ofrenda” y a compartir una pequeña comida como muestra de respeto y solidaridad.
VISITA A LA FAMILIA CORONA ZELOCUALTECATL
La segunda visita del diario de los tlaxcaltecas fue en el Barrio de Santa Cruz, donde la familia Corona Zelocualtecatl honró a la señora María Isabel Zelocualtecatl Atriano. Esa visita fue alrededor de las 13:30 horas, en un ambiente lleno de emotividad.
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A lo largo de las principales calles, se podían ver familias que, cargando el tradicional “chiquigüite”, llevaban la “Primera Ofrenda” a los hogares de aquellos que experimentan su primer Día de Muertos tras la pérdida de un ser querido.
En cada hogar, la tradición dictamina que los allegados al difunto lo visiten cargados con frutas, flores, pan y una vela que es entregada a los familiares directos y ellos a la postre la “encomiendan” al alma del fallecido.
Ese rito se convierte en una procesión de familiares y vecinos, quienes visitan casa por casa y contribuyen con su presencia al homenaje del ser amado que “se les adelantó” al otro mundo.
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TRADICIÓN QUE PERDURA Y UNE A LA COMUNIDAD
La regidora de Turismo destacó que la “Primera Ofrenda” es mucho más que una simple tradición; es una celebración que consolida el sentido de comunidad y el vínculo espiritual entre los vivos y los muertos.
“Este año buscamos resaltar las costumbres que forman parte de nuestra identidad. Esta tradición nos recuerda la conexión entre el pasado y el presente, y es nuestro deber preservar estos rituales para que las futuras generaciones también los vivan y los valoren, al tiempo que les damos la difusión para que nos visiten”, comentó.
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Para la presidenta municipal, Kritsbey Pérez Flores, la “Primera Ofrenda” es una muestra de respeto a quienes ya no están y una manera de honrar el legado cultural de Tetlanohcan, un municipio que se distingue por mantener vivas sus raíces prehispánicas.
“Este es un legado milenario que sigue vigente y que fortalece nuestra identidad como pueblo. Es un acto de amor y de fe que ha pasado de generación en generación, además une a la comunidad y brinda consuelo a las familias”, declaró.
Luego, resaltó que cada altar representa la esencia de la tradición y en cada uno se respira y se siente, lo cual lo convierte la celebración de vida y un recordatorio de que la memoria y el amor trascienden el tiempo, forma parte de la identidad misma de Tetlanohcan.
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EL APUNTE
Los municipios donde se lleva a cabo la “Primera Ofrenda”: Tetlanohcan, Tlaltelulco, Teolocholco e Ixtacuixtla.