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    Es “Nachito” un culto a difuntos olvidados en San Pablo del Monte; hoy, primera ofrenda a los accidentados

    El esqueleto de madera está listo para salir del sótano y pedir “calaverita” el próximo 1 de noviembre en San Pablo del Monte

    Desde la década de los 50´s, un esqueleto legendario emerge cada Día de Muertos en San Pablo del Monte para pedir ‘calaverita’ a los pobladores: Nachito, una figura de madera que reposa en una urna de cristal en la parroquia de San Pablo Apóstol. Esta práctica, herencia del sistema rotativo de cargos en la mayordomía del municipio, refleja la rica tradición oral de sus ancestros.

    El culto a la “osamenta” de 50 centímetros de largo comenzó cuando se pensó que los restos hallados en la torre izquierda del templo pertenecían a un sacerdote proveniente de los primeros grupos franciscanos que llegaron a Tlaxcala y a quien se le atribuyeron importantes obras de caridad. Más tarde, se descubrió que se trataba de un esqueleto de madera; sin embargo, la comunidad continuó rindiéndole homenaje en recuerdo de las almas olvidadas durante el Día de Muertos.

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    Cada año, el 1 de noviembre, a las siete de la noche, Nachito es desatado de su urna, donde permanece atado de manos y pies con lazo de ixtle y colocado bocabajo para evitar haga sus “travesuras”, según expresó en entrevista para este medio el mayordomo Edgar Romero Pérez, pues de no hacerlo se atienen a conflictos “inexplicables” entre los integrantes de las mayordomías.

    Precisó que su salida se lleva a cabo desde el sótano de la fiscalía, situado al lado de la parroquia. El ritual es guiado por el mayordomo en turno del Santo Entierro, Adrián Atlatenco Amaro, quien también se encarga de cuidar al esqueleto.

    Durante el recorrido, Nachito es llevado por la periferia del templo y luego se expone al público en la plaza principal del municipio. En esta etapa, los mayordomos de imágenes de niños, como el Santo Angelito y los Niños Mártires, cargan la urna. Mientras tanto, los mayordomos de vírgenes recolectan ofrendas que serán dedicadas a las almas olvidadas.

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    La última fase del ritual ocurre cuando Nachito vuelve a su urna, mientras la calaverita recolectada se reparte en partes iguales entre los mayordomos, y antes del mediodía del 2 de noviembre, el emblemático esqueleto es desarmado para descansar un año más.

    A pesar de la oposición de algunos católicos que creen que esta tradición distorsiona las creencias religiosas e incluso han pedido su expulsión del templo, otros defienden que se trata de una forma de recordar y honrar a los difuntos.

    Este año, sin falta, Nachito está listo para salir a pedir “calaverita” y continuar con esta celebración anual, que se complementa con la tradicional velada en el panteón de San Isidro Buensuceso, en el mismo municipio.

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    CAMPANAS QUE ANUNCIAN LA BIENVENIDA A LOS DIFUNTOS

    Durante 24 horas, el sonido de las campanas de la parroquia de San Pablo Apóstol y 10 capillas más se entrelazará con el ambiente festivo en San Pablo del Monte. A partir del mediodía del 1 de noviembre, los integrantes de las 27 mayordomías, responsables de regir las festividades católicas en el municipio, se encargarán de repicar sin descanso hasta el mediodía del 2 de noviembre.

    Es así como San Pablo del Monte, reconocido nacionalmente por su arte en talavera, se convierte en uno de los destinos más atractivos en la entidad tlaxcalteca para vivir una de las tradiciones más importantes y de arraigo en México: el Día de Muertos.

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    HOY, PRIMERA OFRENDA A LOS ACCIDENTADOS

    Desde el 28 de octubre hasta el 1 de noviembre, cada día está dedicado a diferentes almas, comenzando con las que murieron trágicamente y culminando con la recepción de los difuntos mayores.

    Este día, de acuerdo con la tradición en México, inicia la celebración del Día de Muertos con la llegada de las ánimas que murieron de manera trágica, ya sea por accidentes o actos de violencia. Con respeto y devoción las familias tlaxcaltecas colocan los altares en sus hogares, mientras que en las carreteras y vías públicas las cruces de los fallecidos son decoradas con flores de cempasúchil y veladoras.

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    Posteriormente, el 29 de octubre, se recuerda a quienes murieron ahogados o en accidentes marítimos. El 30 es para las ánimas solitarias y olvidadas, mientras que el 31 se dedica a los “limbos”, aquellos que no nacieron o no recibieron el bautismo. El 1 de noviembre es un día especial para los niños difuntos, y el 2 de noviembre se rinde homenaje a todos los adultos fallecidos.

    Para recibir a estas almas, las ofrendas se preparan con esmero, incluyendo elementos representativos como el pan de muerto, las calaveritas de azúcar y chocolate, incienso, papel picado, retratos de los difuntos y sus platillos favoritos. La creencia es que las almas, guiadas por el aroma de la flor de cempasúchil, regresan para visitar a sus familias, llevándose consigo los sabores y esencias de lo que se ha preparado en su honor.

    • 27 mayordomías rigen las festividades religiosas en SPM.

    • Se creía que los “restos óseos” de “Nachito” pertenecían a un sacerdote que hizo importantes obras de caridad para el pueblo de SPM.

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