Los restos del religioso fueron inhumados al pie de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, en Apizaco
Las campanas de la basílica de Nuestra Señora de la Misericordia de Apizaco resonaron con el singular doble para despedir a monseñor Enrique Ruiz Delgado, pilar de la Iglesia católica de Tlaxcala fallecido la tarde del 27 de agosto, como resultado de una enfermedad crónica.
La misa de cuerpo presente fue presidida por el obispo Julio César Salcedo Aquino, quien, acompañado por sacerdotes de diversas partes del país, seminaristas y cientos de fieles, se unió en oración para despedir a quien fue maestro, amigo y guía espiritual de muchas generaciones.
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EMOTIVA DESPEDIDA EN APIZACO
Con evidente emoción, Salcedo Aquino recordó cómo monseñor Enrique Ruiz lo recibió a su llegada a la Diócesis, siendo entonces secretario canciller, cargo que ocupó a lo largo de los años con cuatro obispos de Tlaxcala: Luis Munive y Escobar, Jacinto Guerrero Torres, Francisco Moreno Barrón, así como el actual jerarca.
Monseñor Enrique vivió su vida sacerdotal de manera extraordinaria y cercana a la Iglesia. Estemos tranquilos, está con Dios, destacó el obispo al reconocer su amplia trayectoria como formador de sacerdotes.
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Cabe destacar que el religioso fue profesor de Filosofía y rector del Seminario de Tlaxcala en dos ocasiones que marcaron profundamente la vida de quienes pasaron por sus aulas. En medio de incienso, los exseminaristas recordaron a monseñor Enrique como un sacerdote íntegro, cuya vida fue un ejemplo de entrega y servicio hasta sus últimos días en los que luchó incansablemente con el cáncer.
Durante la ceremonia, varios sacerdotes tomaron la palabra para compartir anécdotas y reflexiones sobre su tiempo con monseñor Enrique. Conmovió escuchar a monseñor Jorge Iván Gómez, quien expresó que: “sensatez y prudencia fueron las enseñanzas que dejó a todos; su ejemplo queda grabado en nuestras memorias”.
La ceremonia congregó a fieles de distintos rincones, pero fue especialmente notable la presencia de los miembros del movimiento de Cursillos “Colores”, del cual monseñor Enrique fue asesor diocesano. Para muchos de ellos, se trató de un amigo cercano que les acompañó en momentos de búsqueda y renovación de la fe, por lo que sus aplausos mostraron la gratitud con que se identifican.
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Su ministerio fue un eterno servicio para el aprendizaje de los seminaristas. Pedimos a nuestro Jesucristo lo reciba en su reino y le conceda gozar de la Pascua eterna que, durante su sacerdocio, celebró en esta vida, destacó la diócesis en un comunicado que resonó con el sentir de los presentes durante las exequias.
UNA VIDA DEDICADA A LA IGLESIA
Monseñor Enrique Ruiz Delgado nació en Huamantla el 16 de junio de 1942. Desde muy joven sintió el llamado del sacerdocio, pues ingresó a los 12 años al Seminario Menor en San Pablo Apetatitlán, donde comenzó su formación religiosa.
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Fue ordenado sacerdote el 31 de julio de 1966 por el obispo Luis Munive y Escobar, en la Catedral de Tlaxcala, con lo que inició una vida dedicada a la fe y al servicio de su comunidad.
Su labor pastoral lo llevó a ser párroco en San Cosme Xaloztoc y San Pablo Apetatitlán, y hasta hace unas semanas, a seguir atendiendo espiritualmente a los fieles desde la Capilla Conciliar de Nuestra Señora de Fátima, en Apizaco, lugar que ayer se convirtió en su última morada.
El emotivo sepelio, que tuvo lugar en esta misma capilla, fue testigo del cariño y respeto que monseñor Enrique sembró a lo largo de su vida. Entre lágrimas y aplausos, sus restos fueron depositados a los pies de la venerada imagen.
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El religioso fue profesor de Filosofía y rector del Seminario de Tlaxcala en dos ocasiones que marcaron profundamente la vida de quienes pasaron por sus aulas.