Los Mier, empresarios de La Vega, son una de las familias españolas que se refugiaron en México huyendo de la Guerra Civil
Tlaxcala les brindó un lugar seguro y ellos quisieron devolver algo a cambio. Hace más de 90 años que la familia Mier llegó a esta patria chica en su huida de la guerra civil española y del franquismo. De hecho, pertenecen a la generación de exiliados españoles republicanos que fue recibida con los brazos abiertos por el país, gobernado por Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940.
Junto con otras familias provenientes de Asturias, el matrimonio de Isabel Cosío y Benito Mier, así como sus tres pequeños hijos emigraron a México; su cuarta bebé nació en el barco de huida y dos más respiraron aire tlaxcalteca desde sus primeros minutos de vida.
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La familia de ocho finalmente se instaló en Chiautempan a principios del siglo XX, donde encontraron una industria textilera fuerte y con miras de crecimiento. Bajo este panorama surgió Casimires La Vega, cuyo nombre alude al rancho que dejaron en su tierra natal. Esta es su historia.
CASIMIRES LA VEGA, 90 AÑOS AL SERVICIO DE TLAXCALA
Alfonso, que pertenece a la tercera generación de empresarios Mier, cuenta que sus abuelos comenzaron a vender telas convencionales elaboradas en las legendarias fábricas Xicohténcatl, La Estrella y Tela Fil dentro de un pequeño local ubicado en el centro del municipio sarapero.
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Al ser uno de los primeros comercios del municipio, La Vega fue rápidamente reconocido por su variedad de textiles económicos como los paños y jergas, que en su momento fueron fundamentales para confeccionar prendas de trabajo de los obreros. Además, vendían al menudeo los llamados casimires tlaxcaltecas, que iniciaron como telas tiesas y pesadas que se perfeccionaron con el paso del tiempo.
El apresurado éxito comercial obligó a los Mier Cosío a expandirse y ocupar el local que actualmente atiende de lunes a domingo en la avenida Ignacio Picazo Norte número 11. Sin embargo, al desaparecer fábricas locales y reconocer las oportunidades de la globalización, la empresa se reinventó con importaciones de materiales más finos provenientes de otras partes de la república e incluso de otros países; uno de los más cotizados, el de Inglaterra. Este último, valorado por su resistencia y calidad.
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En entrevista con Merolico Informativo 🧿, Juan Carlos, hijo de Alfonso y cuarta generación Mier, explicó que “a diferencia de otras telas como la mezclilla, el algodón o la pana, el casimir tiene otras bondades. De entrada, tiene una composición de lana virgen, que es térmica, suave y no es flamable”, esa propiedad sirve para una mejor apariencia al vestir, “por eso es que antiguamente se usaba mucho el traje en los hombres”.
La cachemira, cachemir o casimir es una de las lanas más escasas y menos comunes del mundo y a su vez una de las más valoradas. Actualmente los hay de distintos colores, estampados y calidades. Tan solo en Casimires La Vega existen alrededor de 2 mil diseños del tejido, que van de los 400 hasta los cuatro mil pesos por metro provenientes de Europa, la India, China, Colombia, Egipto, entre otras partes del mundo.
Como dato curioso, para un traje estándar de dos piezas elaborado a medida, se requieren alrededor de tres metros de tela, mientras que, para un traje completo con chaleco y capa, se necesitan al menos cinco metros de tela. Haga usted las cuentas.
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En sus más de 90 años de servicio, el local chiautempense ha recibido infinidad de sastres, diseñadores y artistas que buscan la mejor materia prima para sus vestidos. David Reynoso, Gaspar Henaine “Capulina”, Julio Alemán, Míster Mundo, Pedro Infante (hijo), entre otros actores de la época de oro del cine mexicano, destacan como visitantes.
Las últimas generaciones no se alejan de la tradición. Personajes como el youtuber Luisito Comunica o el futbolista colombiano Nicolás Benedetti también se han convertido en clientes de La Vega, que hasta la fecha es atendida directamente por sus dueños, como dicta la tradición comercial del México decimonónico.
“LA VEGA SE QUEDA EN CHIAUTEMPAN0”: MIER
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Conscientes del valor de su firma, Casimires La Vega se ha coronado como la distribuidora con mayor variedad de este material de la república mexicana, así como las de mayor calidad en la moda para caballeros.
A pesar de que el 80 % de sus clientes son foráneos, la matriz de Casimires La Vega se quedará en Chiautempan, el municipio que lo ha visto evolucionar por nueve décadas, mencionó Juan Carlos Mier.
“Preferimos que la gente venga a Santa Ana a buscar su casimir, ya es una tradición que personas de Monterrey, Puebla, Querétaro y Ciudad de México vengan aquí”. Además, agregó su padre, “queremos que Tlaxcala se siga oyendo fuera del estado, es una de las formas en las que podemos extender el nombre que nosotros llevamos con orgullo, somos una empresa hecha en Tlaxcala”.
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Dentro de los proyectos de expansión del negocio está la apertura de otra sucursal y la implementación del servicio de sastrería para la elaboración de diferentes prendas con los accesorios que han incorporado a su catálogo como las pretinas, hombreras, botones y más de 400 telas para camisa.
La historia de La Vega, de acuerdo con sus protagonistas, se teje todos los días gracias a las generaciones que los han acompañado y los negocios con los que coexisten. Decir que el exilio español únicamente provocó un crecimiento económico en México es reducir al capitalismo las historias familiares como las de los Mier, que con su trabajo constante y afanoso construyeron nuestra actual cultura regional.